UNA LUCIA DI LAMMERMOOR MEMORABLE
Lucia di Lammermoor. G. Donizetti. 30 de junio de 2019. Palau de les Arts
A. Luongo, J. Pratt, Y. Shi, X. Anduaga, A. Vinogradov, Serdiuk, O. Syniakova, A. del Cerro. Dirección musical. R. Abbado
Intentar describir y resumir lo excelso de una velada inolvidable, es, cuanto menos complicado. El reparto ya era extraordinario en el cartel, pero escucharlo y verlo en la sala fue absolutamente memorable.

El Edgardo de Yijie Shi fue admirable. Un registro de una homogeneidad impecables junto con una linea de canto e inteligencia que le hicieron resultar una de las grandes voces de la noche. Este protagonismo fue compartido por una soberbia Jessica Pratt que ya impresionó en el pasado Tancredi y que en esta Lucia muestra enormemente su cualidades vocales. Fraseo, dicción, diferentes colores en la voz, articulación y, en resumen, un dominio absoluto del lenguaje belcantístico.
Admiración es lo que pudimos sentir aquellos que disfrutamos de técnica y expresión unidas a un convincente arte dramático que cautivó a los presentes en la sala. No quedaron atrás los otros solistas del reparto. Alessandro Luongo fue un más que creíble Enrico, si bien es cierto que el color de la voz y la dicción fueron formidables, fue el que menos flexibilidad ofreció, teniendo en cuenta que el belcanto exige entre otras cuestiones una ductilidad y elasticidad subrayable. Esto último no enturbió el maravilloso trabajo que se pudo escuchar por su parte en la sala.
Raimondo fue llevado a escena por el bajo Alexander Vinogradov. Fue otra de las grandes sorpresas de la velada. Redondez, color, expresividad y una de las voces con mayor homogeneidad que se han escuchado últimamente.
Fantástico el resto del reparto, a destacar el tenor vasco Xabier Anduaga que abordó un Arturo honesto y entregado. Anduaga supo sacar todo lo mejor de un rol de menor tiempo en escena pero que hay que debe ser defendido con honestidad. Fantastica la Alisa de Olga Syniakova, cantante de Centre de perfeccionament y subrayable también el Normanno de Alejandro del Cerro.
Difícil opera desde el punto de vista de la dirección musical que Roberto Abbado supo gestionar y gobernar. Teniendo en cuenta la extraordinaria calidad de la orquesta, no es de extrañar el memorable éxito de la producción. Indiscutible la calidad de lo que hoy por hoy se considera uno de los mejores coros. El aplauso para las voces del coro de la Generalitat, con Francisco Perales al frente de la agrupación, fueron más que justos y merecidos.
Una producción absolutamente inolvidable, debido también a la visión y perspectiva de la puesta en escena. Jean-Louis Grinda fue el director de escena que aportó una idea clara, concisa y elegante. Una coproducción entre la Opéra de Monte-Carlo junto con la New National Theater Tokyo que supuso un enfoque de gran nivel, propio de un Teatro como el Palau de les Arts.